Inició el 37 Festival de Música de Morelia, “un mensaje de esperanza y de paz”
- Erick Alba
- 15 nov
- 3 Min. de lectura
“En un momento en que nuestra nación se enfrenta a la violencia y la división, es vital que nos unamos todos en torno a un nuevo mensaje": Verónica Bernal.

La fiesta musical más grande de México, el Festival de Música de Morelia Miguel Bernal Jiménez, dio inicio este viernes con la presentación de la Orquesta de Cámara Alemana de Berlín, bajo la batuta de Ulrich Backofen, junto a la violinista española Leticia Moreno. En su mensaje de apertura, la directora general del festival, Verónica Bernal Vargas, llamo a que “en un momento en que nuestra nación se enfrenta a la violencia y la división, es vital que nos unamos todos en torno a un nuevo mensaje, un mensaje de esperanza y de paz”.
Luego de los agradecimientos y reconocimientos por parte de integrantes del Gobierno Municipal de Morelia y del Gobierno del Estado de Michoacán, por conducto de la síndico Susan Melissa Vázquez, y del secretario de Finanzas y Administración, Luis Navarro García, respectivamente, la camerata berlinesa se apoderó del escenario para presentar un programa con marcadas variantes en lo cronológico y en lo estilístico.
Así, el programa inició con el Adagio y fuga en Do menor KV 546, del genio austriaco Wolfgang Amadeus Mozart y quien representó el primer reto técnico de la noche para el ensamble germano, pues es bien conocida la delicadeza mozartiana que se mezcla a su vez con acentuaciones robustas que en mucho deben su éxito a las grandes dotaciones orquestales, mientras que en el concierto inaugural fueron sólo 11 los instrumentistas elegidos por Backofen para desarrollar esa amalgama sonora, lo que en sí mismo requiere de un control absoluto por parte de cada atrilista sobre el sonido de su instrumento.

Luego, la violinista española de ascendencia peruana, Leticia Moreno, fue la encargada de dar un salto atrás en el tiempo para situarse en el barroco italiano de la mano de su más destacado representante, Antonio Vivaldi y los cuatro conciertos Opus 8 que, aunque no están agrupados de manera consecutiva en su catálogo, con el tiempo se unieron para ser conocidos como Las cuatro estaciones.
En el primero de ellos, con armadura en Mi Mayor y conocido como Primavera, camerata y solista expusieron el primer tema con un vibrato austero, y aunque este dato pareciera intrascendente, no lo es tanto al considerar que existe la hipótesis de que en el período barroco era mal visto la utilización del vibrato en cuerdas frotadas, ya que se pensaba que era un artilugio del instrumentista para ocultar inexactitudes en su afinación, según se desprende de una nota atribuida a Carl Philipp Emanuel Bach, uno de los hijos del gran compositor alemán Johann Sebastian Bach.
Regresando a la interpretación de este viernes en Morelia, Leticia Moreno entró en el segundo tema de la obra que se caracteriza por un breve contrapunto con el concertino del ensamble antes de regresar al tema principal, aunque incrementando la dinámica de su sonido para hacer un énfasis más cercano al individualismo romántico, y que en este caso se verifica en arcadas más largas y potentes junto a un vibrato mucho más amplio que en los primeros ejemplos.
Para el segundo movimiento, en agógica Largo, la solista profundizó mucho más en la ausencia de vibrato pero añadió un recurso que corresponde a su visión personal de la obra: la unión de frases para fabricar una más grande a través de contrastes dinámicos en el volumen del sonido, lo que en sí no modifica la partitura pero sí ofrece una interpretación personal y muy artística sobre la obra del genio italiano.
Entre otras obras que discurrieron entre el estadounidense del siglo XX, Samuel Barber, y el noruego del romanticismo tardío, Edvard Grieg, el concierto de inauguración de la edición número 37 del Festival de Música de Morelia llegó a su fin la noche de este viernes, y con ello la vuelta a la realidad en un Michoacán que vive momentos convulsos y en los que se antojan necesarias las palabras de Verónica Bernal durante su intervención en el micrófono: “la música tiene el poder de sanar las heridas, de construir puentes y de unir corazones. En México, donde el dolor y la lucha han sido una realidad, hoy elegimos la esperanza, elegimos creer que a través de la música podemos crear un futuro mejor. Cada nota que escuchamos, cada letra que cantamos es un recordatorio de que, a pesar de los grandes desafíos, nuestra capacidad para amar, soñar y unirnos es mucho más fuerte que cualquier adversidad”.










