Gerardo Sánchez Díaz: historiador profundo y escritor experimentado
- Rafael Calderón

- 11 nov
- 6 Min. de lectura
Después de recibir un Doctorado Honoris Causa por la Universidad Michoacana, el investigador festeja medio siglo de destacada actividad académica.

Con rigor de conocedor, el historiador y maestro de muchas generaciones, don Enrique Florescano, y afortunado observador de las minucias que ha estudiado Gerardo Sánchez Díaz, definió la labor de éste como un “conocedor profundo de la historia de Michoacán, y uno de sus escritores más prolíficos y experimentados”. Esto, por un lado. Por otro lado, hay que recordar que estamos ante un historiador de formación ejemplar, una trayectoria sólida y autor de una obra única entre sus contemporáneos. De esto no hay lugar para dudas. Queda confirmado su compromiso con el estudio de la historia, por su exaltada prosa poética y la presencia de un estilo que caracteriza a sus ensayos y sus textos de investigación, con su expresión original y de largo aliento con respecto a la lectura de obras literarias en general y de poesía en particular. Así, por nuestra parte, querríamos llamar la atención sobre su escritura y llamar a que se conozca todo cuanto ha estudiado y publicado a lo largo de varias décadas, celebrar su presencia de gran humanista y promotor y de la difusión de la poesía de autores nicolaítas y los que has visitado la ciudad de Morelia o los autores del exilio español en la ciudad.
Es importante dimensionar en su amplitud las palabras de Florescano que en este contexto son muy afortunadas y comprender esa presencia suya que corresponde a un largo camino, más reconocido por su labor de historiador y por sus lecturas alrededor de la literatura y en particular de la poesía en lengua española. Así como subrayar la fuerte presencia de Gerardo Sánchez Díaz, y recordar que en Coalcomán nació el 18 de abril de 1953 y aquí cursó sus primeros estudios: la primaria, secundaria y preparatoria y también en este lugar adquirió “el amor apolíneo por la biología y la vida rural”; y parte de esto en su trayectoria se puede constatar en las páginas de Abrir y andar caminos y ubicar el tiempo de su personalidad en el frontispicio que muestra su plenitud de historiador profundo, escritor prolífico; ocasión cómplice y de buena fortuna, como lo muestra el pintor José Luis Soto. Y recordar que, es Coalcomán tierra fértil de hombres ilustres, desde los liberales del siglo XIX. En el siglo XX sobresalen nombres como el de Natalio Vázquez Pallares, de quien Arnaldo Córdova escribió: “hombre culto de pasión y fuego. Para los estudiantes nicolaítas representaba un brillante símbolo de la lucha antimperialista y de la causa revolucionaria”; otro, quien de la política hizo oficio, Carlos Torres Manzo; funcionario de larga trayectoria de la administración federal, en particular, los años setenta, y del gobierno federal surgió su candidatura para Michoacán, un mérito sobresaliente para enlazar la educación y la cultura es que este hombre de cultura publicó varias novelas y una antología del poeta religioso, José Luz Ojeda, contemporáneo de los hermanos Méndez Plancarte y Concha Urquiza, Francisco Alday y Manuel Ponce que desde la tradición métrica como el soneto y con temas como la mística o lo sensual revolucionaron la poesía michoacana.
Así, al nacer en Coalcomán, Sánchez Díaz, recordamos que este lugar que tiene una profunda cercanía lingüística y cultural de origen náhuatl, y cuyo nombre significa es motivo de interesantes estudios. En estas tierras habitaron grupos de ascendencia náhuatl, muy cerca de la costa pacífica de Michoacán; se ubica en la parte suroeste del estado, en un valle sobre la Sierra Madre del Sur; su territorio limita al norte con Jalisco y con el municipio de Tepalcatepec, al oeste con el de Aguililla y Arteaga, al sur con Aquila y al oeste con Chinicuila. Es egresado de la carrera de Historia en la Universidad Michoacana; su tesis de licenciatura El sureste de Michoacán: estructura económica-social 1821-1851 (1979) es ya referencia obligada en su bibliografía. El grado de maestro y doctor lo obtuvo por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. En la actualidad es académico de la Facultad de Historia, así como del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana, donde se desempeña como investigador de tiempo completo y todo esto es más allá de sus fronteras territoriales. Por su actividad, tanto académica como de investigación, recibió el Premio Latinoamericano a la Mejor Tesis de Maestría en Historia, que otorgan la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe, la Secretaría de Educación Pública y la Universidad Nacional Autónoma de México (1984). O recordar que tiene publicados alrededor de 51 libros como autor, coautor y coordinador. Participó destacadamente en los festejos del Centenario de la Universidad Michoacana, como coordinador editorial de la Colección Centenario. Ha escrito más de 155 capítulos en obras colectivas, más de 36 artículos en revistas especializadas y más de 62 artículos de divulgación. Es miembro de la Academia Mexicana de Ciencias y de varias sociedades científicas y culturales.
Por esta labor, no resulta casual ni gratuito, recordar que la Universidad Michoacana, luego de 38 años de no otorgar nombramiento de profesor emérito, en 2018, tal silencio lo interrumpió para reconocer a cinco destacados nicolaítas, entre quienes se contaba, de manera destacadísima, nuestro autor. Él lo dijo en el correspondiente discurso de recepción, que todo inicia cuando por primera vez sale de alguna de aquellas zonas rurales de Coalcomán, para continuar sus estudios en el Colegio de San Nicolás, sin olvidar que sus estudios básicos los había iniciado en una escuela rural de aquel municipio michoacano.

Y pasar a recordar el lugar que hoy día ocupa Sánchez Díaz para la historia de Michoacán y seguir la senda por las palabras y mostrar ese hilo conductor: las huellas de estudios sobre la historia y las memorias regionales, ese conjunto de trabajos que indagan sobre la región occidente de nuestro país y se le rinde homenaje al destacado historiador, excepcional entre los historiadores, no solo de Michoacán, sino del país. además, hoy día, profesor emérito de la Universidad Michoacana. Es quien ha desarrollado una obra profunda que, por prolija, en el terrero de la literatura, para mi gusto es discreta, casi escondida y la menos visible de su producción, pero es un tema destacado como importante para generar sensibilidad artística en las nuevas generaciones.
Todo aquel que esté interesado en conocer esta trayectoria dentro de la tradición de las letras michoacanas tiene como punto de encuentro estudios alrededor de los poetas nicolaítas, estudios sobre obras cumbres como la Relación de Michoacán o sobre poetas que han visitado la ciudad y por su estancia han dejado honda huella. En lo individual, hay trabajos que documentan la influencia de autores como Federico García Lorca, para una generación muy particular, vinculados desde la tradición de la poesía con la Universidad Michoacana. Su investigación y documentación sobre varias de las revistas literarias del siglo XX, así como su labor al frente de la última época de esta revista trimestral de ciencia, arte y cultura que se llamó Universidad Michoacana (de la que siempre se anhela sea recuperada su tradición de publicaciones emblemáticas desde la Universidad y la ciudad de Morelia). Destaca dentro de su vasta producción humanística su monumental obra de 608 páginas, La presencia del exilio republicano español en la Universidad Michoacana (Editorial Marcial Pons, de Madrid, España, 2020); así como el título Federico García Lorca en la memoria de los universitarios nicolaítas (Ed. El Colibrí / Universidad Michoacana, 2019), ensayo único en su género: entre estudio biográfico y recopilatorio de juicios y revisión del poeta español; las páginas de Deber de Plenitud (Edición H, Ayuntamiento de Morelia, 2018), ya como coordinador y destacar la presencia de su labor para documentar las revistas nicolaítas y documentar todo el quehacer editorial en torno a la revista La Espiga y el Laurel, La Revista Pliego y Cantera, etc. y su magnífico ensayo: “La generación universitaria de la revista Voces”; finalmente, redondear esta indagación de su presencia con el mismo rigor, centro de su retrospectiva, por las páginas de una obra como Abrir y andar caminos. Estudios sobre la historia y las memorias regionales en homenaje a Gerardo Sánchez Díaz, coordinado por J. Ricardo Aguilar González. Este título confirma un círculo de identidad entre la presencia del historiador profundo y la del escritor prolífico.
Fragmento de la edición con el mismo título que se realizó por Centzontli, Pájaro de cuatrocientas voces y Conalep-Michoacán, que se presenta el 12 de noviembre a las 11:00 horas, en el Auditorio “Dr. Enrique Florescano” del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana.













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