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Valentina Villegas, nueva y prometedora pianista michoacana

  • Foto del escritor: Erick Alba
    Erick Alba
  • 8 oct
  • 2 Min. de lectura
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La exposición discursiva que puede lograr la joven Valentina Mar Villegas Hernández, como recién egresada de la Licenciatura en Piano por el Conservatorio de las Rosas, puede considerarse en su etapa de exploración en períodos específicos como el barroco francés, mientras que en otros, como el post romanticismo ruso de Rachmaninov, su fraseo es mucho más cómodo y elegante, lo que hace prever que la pianista michoacana que hoy nace al profesionalismo definirá con el tiempo un estilo propio, mesurado por su personalidad innata pero también exitoso en lo estético por la solidez de su preparación actual.

 

La Sala Niños Cantores del citado Conservatorio reunió a familiares y compañeros de estudios de la ahora graduada, quien ofreció un programa de curaduría cronológica que inició con la Suite no. 3 en Re Mayor del barroco francés Jean-Phillipe Rameau (1683-1764), una obra dividida en 10 partes, concebida para clavecín y que precisamente por eso puede representar dificultades para el ejecutante al tratar de ofrecer claridad en el fraseo, y más cuando se toma en cuenta que la personalidad que intenta reflejar el autor en esta obra es de carácter picaresco, lo que obliga a aumentar acentuaciones como el staccato, recurso en el que el piano es claramente inferior al clavecín cuando se trata del período barroco.

 

Sin embargo, Valentina Villegas logró dominar el reto e incluso impregnar mucho de su personalidad sobria en pasajes como el rondó La Follete, de agógica más baja pero que requiere de pericia en apoyaturas y trinos para la mano izquierda, exigencia que la pianista satisfizo con creces.

 

Un buen ejemplo del mimetismo que poco a poco mostró la instrumentista durante su examen recepcional, se verificó en la Sonata en Mi menor D.566 I, del germano Franz Schubert, pues en tan sólo dos movimientos de agógica contrastante, un Moderato y un Allegretto, Villegas logró dejar atrás la discreción de su propia esencia para explotar con mayor confianza los fortísimos escritos para la zona siniestra del teclado, mostrando así una agresividad que, en su trabajo sonoro, no fue espontánea, sino la consecuencia de una serie de contrastes dinámicos largamente madurados por el autor.

 

Además de otras obras, las aquí mencionadas reflejan el inicio de una prometedora carrera artística para Valentina Villegas, al considerar que la conclusión de su primera etapa académica le dio preparación suficiente para competir en escenarios más rigurosos, principalmente los de Europa, y en los que seguramente las cualidades personales que en Morelia empezaron a brotar, tendrán su florecimiento al acumular otras experiencias y conceptos sobre la pianística histórica mundial.

 

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